top of page

Crear también es luchar

Epílogo de libro UPR para el Pueblo

Marcha hacia Fortaleza, 27 de mayo de 2010. Foto: Michel Collado Toro (Chela)
Marcha hacia Fortaleza, 27 de mayo de 2010. Foto: Michel Collado Toro (Chela)

Cuando la huelga acabó en 2011, éramos muchos los compas que estábamos quemados. Había sido un proceso largo de estrés, conflicto, dudas y ansiedades que me seguían afectando la mente y el cuerpo. Pero el golpe más duro fue no saber qué hacer con mi vida. ¿Qué hace uno cuando sale de una huelga tan dramática, tan significativa, tan trascendental? Lo digo en serio: no sabía en qué quería trabajar, a qué dedicarme. A veces sentía que no sabía quién era. Si yo era un activista, si la gente me conocía por eso, ¿quién era yo sin huelga, sin lucha, sin ese nivel de activismo? Claro, seguí siendo activista —quiero creer que aún lo soy— pero de otra manera.



No había perdido la fe en la lucha; al contrario, estaba más convencido que nunca de la importancia de la movilización social y de hacer otra política. Pero la realidad no me encajaba. Continué intentando desarrollar la Organización Socialista Internacional, hasta que se disolvió en 2014, justo cuando germinaban los esfuerzos que luego darían vida a Comedores Sociales.


Ese cambio en mí y en el activismo que practico no fue instantáneo. Me tomó años de intentos y preguntas: ¿cómo podía aportar más? ¿Cuál era la mejor manera de organizar personas para el cambio, de promover una transformación social real? Era más que pasar de organizar universitarios a organizar comunidades: era preguntarme por la estrategia misma de la transformación… y por mi propio propósito.


En 2012, mi madre enfrentó un cáncer. Salió adelante gracias a las manos de un cirujano que había sido estudiante huelguista. La huelga, ahora, salvándome a la madre. Ese proceso también me dejó una conciencia mayor sobre la alimentación, que me llevó a recordar el hambre que pasamos mi familia y yo mientras crecía, y cómo la comida fue a la vez escasa y un medio de sustento: porque nosotros vendimos pasteles, gandules, ajíes, calabazas, y hasta cerdos una vez.



Comedor Social en UPR Cayey, 2013
Comedor Social en UPR Cayey, 2013

En 2013 comencé los primeros comedores en la UPR y el esfuerzo más amplio del Centro para el Desarrollo Político, Educativo y Cultural (CDPEC, Inc.), con el propósito de “generar experiencias de autogestión educativa, cultural y política.” Los Comedores Sociales se describían entonces como “una iniciativa de distribución de alimentos autogestionada, de orientación social y activista.” La comida empezó a convertirse en el eje dominante. Mientras que antes el tema era la educación pública, ahora era luchar contra el hambre para abordar la alimentación “como un asunto público, salubrista y comunitario.”



Centro de Apoyo Mutuo, 2017.
Centro de Apoyo Mutuo, 2017.

En septiembre de 2017, nueve días después del huracán María, organizamos junto a Urbe Apie un comedor social en el Paseo Gautier Benítez de Caguas. Lo llamamos Centro de Apoyo Mutuo porque desde el inicio queríamos que fuera un centro social diverso a largo plazo, no solo un comedor de la emergencia post huracán. A finales de ese año, ocupamos un edificio abandonado en Caguas Pueblo y comenzamos a darle vida a esa intención.


De la experiencia de autogestión nacieron otros proyectos: la cafetería Cocina Rebelde (2018), la línea de Productos Rebeldes y, tras el golpe de la pandemia, el programa Compras Solidarias, que hoy atiende a más de 400 personas al mes. En 2022, logramos comprar el edificio del CAM, convirtiendo aquella ocupación en una victoria contra la Ley 22/60 y en un impulso para la organización.



Supermercado Solidario
Supermercado Solidario

Hoy, desde el CAM, ofrecemos terapias alternativas, clases de tenis de mesa y desarrollamos el Súper Solidario, un supermercado social y participativo donde la gente construye poder colectivo para comer mejor y de manera más económica.


Liderar hoy estos espacios significa para mí continuar promoviendo la transparencia en la toma de decisiones, la organización desde abajo, la solidaridad concreta y la creación de alternativas reales a largo plazo, todos principios que aprendí defendiendo la universidad pública y que hoy aplico en la defensa del derecho a la alimentación.


Al principio de este epílogo dije que me preguntaba por la estrategia y el propósito. Pues ahí voy. La estrategia hoy es construir una realidad concreta que mejore la vida de la gente, y que esas instituciones y programas ayuden a organizar poder para cambios mayores en todo el archipiélago. El propósito: sanar y transformar. Sanar el hambre personal que aún recuerdo con cada plato o bolsa de comida que entregamos, y transformar el sistema alimentario hacia la soberanía alimentaria que Puerto Rico necesita.


Los proyectos actuales son, en cierto sentido, como la huelga y sus clases abiertas en los portones: lugares para aprender organizando, acción directa que abre posibilidades al cambio, una manera de alimentarse y construir comunidad.


En resumen, de las huelgas aprendí que la lucha no es solo resistir, sino también crear. Crear ahora, con la gente, las condiciones para un mejor futuro. Esa sigue siendo mi lucha al frente de Comedores Sociales y del CAM de Caguas Pueblo. Esa sigue siendo la lucha a la que invito a quien lea a unirse. Ahora más que nunca: ¡Yo no como austeridad! ¡Yo cocino dignidad!

 
 
 

Comentarios


bottom of page