All-In Pueblo
- Giovanni Roberto Cáez

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Actualizado: hace 4 días
Para enfrentar la crisis, Redoblar el compromiso con la gente
por Giovanni Roberto Cáez

Hace tiempo vengo pensando que el rumbo de Comedores Sociales necesita de un jamaqueón. Llevamos doce años, entre aciertos y errores, atravesando huracanes, terremotos, pandemia, inflación y malos gobiernos. Sin mencionar nuestros propios retos.
Y aunque siempre hemos sido una organización muy de la gente, la verdad hay que decirla: podemos ser mejores logrando que toda la comida que repartimos no solo alimente los cuerpos, sino que nutra también otro tejido social hacia el futuro. Que podemos no solo ayudar a quien lo necesita, sino construir Comedores Sociales como una verdadera organización del pueblo, afianzados no solo en el servicio sino en la movilización.
Algo así es lo que quiero decir con el All-In Pueblo, mi manera de resumir que el compromiso con esta estrategia debe ser total. Ahora más que nunca hay que ir a todas con la gente.
La sacudida que necesitamos es en realidad una forma de afianzar con fuerza el rumbo, pues yo creo que hemos tenido desde el inicio esta inclinación a construirnos como una organización de la gente, aunque entre crisis y crisis, la verdad es que todavía no hemos desarrollado nuestro potencial.
Por muchas razones, la vía más poderosa y viable ahora mismo para construir Comedores Sociales es la gente desatendida o necesitada que comienza a organizarse.
Los ciclos que hemos vivido

Visto en retrospectiva, la historia de Comedores Sociales tiene varios momentos.
De 2013 a 2017 fuimos puro esfuerzo de autogestión. Desde la UPR levantamos una pequeña estructura de trabajo y conversación. Fue un tiempo de siembra, de ensayo y error, de dar pasos pequeños que parecían enormes.

Entre 2017 y 2020 llegó un crecimiento acelerado como efecto tanto del huracán María como de la pandemia. Nos mudamos definitivamente a Caguas, entraron fondos de fundaciones privadas, aumentó el presupuesto, y con eso también se ampliaron los proyectos. Aparecieron el Centro de Apoyo Mutuo, el Espacio de Salud y Bienestar, los Catering y Cocina Rebelde. En medio de la huelga universitaria de 2017 y de los cambios en el país, Comedores Sociales tomó otra forma.
Y desde 2020 hasta ahora hemos vivido la etapa de mayor institucionalización. El presupuesto creció, los roles de trabajo se formalizaron, se estabilizaron los proyectos y se creó (recién) el Área de Juventud y Familia. Compramos nuestro edificio en Caguas en 2022 y centramos allí la mayoría de las energías. El punto más débil del periodo actual es la alta dependencia financiera en las fundaciones privadas.
No siempre fue así. Cuando empezamos en 2013, Comedores Sociales no era un proyecto de servicios, ni mucho menos una sin fines tradicional. Lo que se buscaba era darle continuidad al activismo, pero de una manera más concreta. En vez de repetir las formas organizativas y las consignas de siempre, queríamos crear una organización con perspectiva política, sí, pero enfocada en reconstruir el tejido social, en tender puentes entre la gente de abajo y la creación de alternativas reales para el presente.

Ese fue el germen de lo que después se convirtió en nuestro modelo de trabajo en tres niveles: 1) crear realidades que sirvan a la gente y las inspiren, 2) organizar personas en proyectos e instituciones, y 3) fortalecer el activismo y la movilización. Yo sigo convencido de que estos tres puntos resumen la esencia de lo que somos en Comedores Sociales, crear formas de trabajo que sirven, organizan y movilizan a la gente.
Claro, no es fácil. Las tareas de atender la necesidad inmediata consumen mucho tiempo y energía. Recibir mercancía, cocinar, repartir, coordinar, resolver problemas cotidianos: todo eso nos ocupa de lleno. A veces parece que no queda tiempo para nada más. Entonces viene una crisis, nos empuja a los límites y nos reinventamos por la fuerza.
Por eso el cambio más importante que podemos dar ahora es no esperar a la próxima crisis, sino asumir con fuerza lo que todos sabemos ya: que se acerca una gran crisis alimentaria en Puerto Rico.
El momento actual

La verdad es que el momento actual se parece demasiado a una encrucijada. Tenemos proyectos establecidos, un espacio propio, un equipo de trabajo comprometido y una base de voluntariado amplia. Pero también enfrentamos los mismos retos que casi todas las organizaciones en Puerto Rico: lograr sostenibilidad económica mientras aumenta la demanda por nuestros servicios, y organizarnos de modo tal que podamos tener impacto verdadero a largo plazo.
La gente está viviendo peor. Lo vemos cada semana en las personas que llegan al CAM: más empobrecidas, más golpeadas, con menos margen para sobrevivir. Es como si la pobreza avanzara un paso más rápido que nosotras.
Frente a eso, lo mejor que podemos hacer es redoblar el trabajo con la gente. Aquí hay que ser claros, pues no es atender más personas, sino organizarnos mejor, ampliar la capacidad de involucrar a las personas, crear espacios de aprendizaje y facilitar la influencia de la gente en la organización.
Lo que estamos haciendo
Este año hemos tomado decisiones importantes para prepararnos. Nos hicimos miembros del Banco de Alimentos, lo que nos permite mejorar el acceso a donaciones y precios más bajos. Sin mucha conversación, ralentizamos la remodelación del Súper Solidario, concentrándonos en mejorar los almacenes e instalar un walking cooler que garantiza más capacidad de frío y almacenamiento. Pospusimos algunas actividades costosas para enfocarnos en lo esencial. Gracias al apoyo de varios aliados, duplicaremos la capacidad solar en los próximos meses.
Al mismo tiempo, estamos revisando nuestras fuentes de ingresos. Queremos relanzar el Plan de Apoyo Mensual como un programa de membresías, y aumentar así los donativos que nos permiten pensar y planificar todos los años. Como autogestión, queremos darle fuerza al área de Catering, no solo como ingreso, sino también como una forma de compartir nuestra comida y nuestra visión.
A nivel de organización, vamos a ser más intencionales construyendo la comunidad de Comedores Sociales, empezando por fortalecer el equipo operativo actual de 10 empleados. Por eso tendremos una reunión interna en noviembre, y establecer así un suelo común para desarrollar la conversación y los planes de trabajo de 2026.

Lo segundo, queremos profundizar la relación con las personas que colaboran con Comedores Sociales todos los meses y que llamamos internamente la Base de Trabajo.
Para darle impulso a esta meta, organizamos el Encuentro Anual de Comedores Sociales 2025, realizado este pasado 6 de diciembre en nuestra sede, el CAM de Caguas Pueblo. Allí comunicamos muchas de las ideas que están en este escrito y aprovechamos para conectar y celebrar el camino avanzado.
Tenemos el convencimiento de que nuestro trabajo puede involucrar, enseñar y aprender con la gente a pelear efectivamente por mejores condiciones de vida, empezando por el derecho a la alimentación. Lo que hemos hecho hasta ahora nos prueba que podemos hacerlo.
Por eso, la estrategia de Enfrentar la crisis, Redoblando el compromiso con la gente no es solo un título, sino una forma de apalabrar la responsabilidad profunda que tenemos con el bienestar de nuestra gente. Porque si hemos llegado hasta aquí, es porque hemos creído en la fuerza del pueblo. Y si queremos seguir y llegar más lejos, es ahí donde tenemos que volver a poner todas nuestras fuerzas.



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